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Junto con Claudio y Franco viajamos al Valle del Elqui, Italia y Brasil respectivamente, juramos no hablar de futbol y decidimos que lo mejor sería que este año el mundial lo gane Chile.
Nos unió la necesidad de una carpa, supongo que Claudio dueño de la misma la compañía lo entusiasmó, y nos dijo si, a nuestro pedido casi instantaneamente.
En el primer día de recorrido conocimos haciendo dedo a Rodrigo, no sólo nos levantó de la ruta sino que nos invitó a cocinar unas longanizas (casi casi como chorizos), en su casa, nosotros nos miramos y dijimos: "bueno", palabra que repetimos de ahi en mas a cada invitación. En el Molle vivía este profesor y su familia, en una casita preciosa entre los cerros, de las longanizas a los fideos y unos ricos tintos, Exportación Merlot ya es parte de mi vinoteca personal, campeonato de ping pong, visita de amigos, fuego por medio pasamos la noche alli, al otro dia paseo por el rio y despedida con promesa de regreso.
Seguimos hacia Pisco, llegamos de noche, mas de seis autos y un bus nos transportaron, ya en la plaza del pueblo conocimos a los artesanos, nos indicaron donde comer y dormir, pff esa noche hasta tarde charlamos y nos reimos con una pareja que andaba de paso tambien. Asi fue como llegamos a lo de Cintia, nos invitó a su casa, nos abrio sus puertas sin verguenza de compartir su humildad y alli, junto a sus hijos, cocinamos, jugamos, sacamos fotos y recorrimos el lugar, ella nos presentó a Vero quien nos arrastró al cerro, a caminar al borde del precipicio en un terreno pedregozo y resbaladizo, sin embargo, a pesar del miedo alli comprendi cuando Violeta Parra escribió que prefiere ir al cerro antes que a la escuela. de alli a Vicuña, a casa de Paola amiga de Vero, armamos la carpa en un jardin chiquito y piso duro... muchas personas conviviendo pero siempre sonrientes, conocimos asi el cerro de la virgen y el pueblo con luna casi llena, dos noches pasaron para regresar a lo de Rodrigo. Paula, Lucas y Simón son su familia. Alli nos separamos Claudio, Franco y yo. Me quedé allí entre asado y risas tres noches, cuanta magia, dificil partir, pero el día llegó y salí a la ruta por primera vez sola a hacer dedo, me envalentoné y llegué a Copiapó donde me esperaba Nina.
Cuando pienso en este rato de viaje, creo que la consigna fue dejarnos llevar por lo que el lugar nos ofreciera y asi lo hicimos. Gracias, ya saben, a todos los que fueron parte de esto.

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