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LLegué a Canoa Quebrada, con mucho calor.. La carona para llegar no fue tan fácil, en Mossoro, ciudad a medio camino estuve dos horas en la ruta a pleno mediodía, hasta que un camionero muy mirón paró. Como siempre, pregunto primero donde va, y así poder no aceptar si fuera necesario, pero en este caso no dio opción, asi que subí, intranquila,  ya quería salir de ahí, aferrada a mi mochila me senté bien pegadita  a la puerta. Su mirada y su sonrisa postiza me ponían bastante nerviosa. Habló algo de parar en el proximo puesto a tomar un baño (es que los brasileros son muy limpitos viu), yo decidida a bajar en la ruta ante cualquier problema. LLegamos al puesto, don camión fue a tomar baño y mientras, encontré otro camionero, que salía en ese mismo instante dirección misma, hablé con él, explique que tenía miedo de con quien iba y no tuvo problema en llevarme, volví a buscar mi mochila, camión cerrado, por suerte yo habia dejado la ventana un poco abierta, me colgue de la puerta meti la mano y abri, saqué la mochila y me fui. La imagen de mi colgada, peleando con la puerta que se abrió y sin tener donde apoyarme explicaría el momento vivido. Mi nuevo chofer, de Minas Gerais confirma que aún quiero conocer mas.

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